Es bastante común que, al dormir, el cuerpo realice ciertos movimientos involuntarios. Desde un simple espasmo en la pierna hasta una sacudida que nos despierta bruscamente, estas reacciones generan dudas: ¿son normales?, ¿tienen relación con algún problema de salud?, ¿se pueden prevenir?

En este artículo te explicamos por qué ocurren y cuándo conviene prestarles más atención.

¿Por qué se producen los movimientos involuntarios al dormir?

Durante el sueño, el cerebro y el sistema nervioso pasan por diferentes fases de actividad. En el proceso de transición de la vigilia al sueño profundo, los músculos pueden reaccionar con descargas repentinas llamadas espasmos mioclónicos o sacudidas hípnicas.

Estas contracciones son rápidas y no suelen tener una causa grave. De hecho, muchas veces se producen por:

  • Relajación muscular repentina al inicio del sueño.
  • Estrés, ansiedad o acumulación de cansancio.
  • Consumo de cafeína, alcohol o ciertos medicamentos.
  • Ejercicio físico intenso antes de dormir.

¿Son comunes los espasmos al dormir en adultos?

Sí, son muy comunes. Se estima que hasta el 70% de los adultos los experimenta en algún momento de su vida. Generalmente ocurren en la primera etapa del sueño y, aunque puedan resultar molestos o incluso despertar a la persona, suelen ser inofensivos.

¿Son peligrosos los movimientos involuntarios al dormir?

En la mayoría de los casos, no. Los espasmos nocturnos no afectan a la salud ni indican necesariamente una enfermedad. Sin embargo, es importante diferenciarlos de otros trastornos del sueño que sí requieren atención médica, como:

  • Síndrome de piernas inquietas, caracterizado por una necesidad irresistible de mover las piernas, sobre todo en reposo.
  • Trastornos del movimiento periódico de las extremidades, con sacudidas repetitivas que alteran la calidad del sueño.
  • Apnea del sueño, que puede provocar microdespertares acompañados de movimientos.

Cómo reducir los movimientos involuntarios al dormir

Aunque no siempre se pueden evitar, algunos hábitos pueden ayudar a disminuir su frecuencia:

  • Mantener una rutina de sueño regular.
  • Evitar la cafeína, el alcohol y la nicotina antes de dormir.
  • Practicar técnicas de relajación (respiración, meditación o estiramientos suaves).
  • Evitar el ejercicio intenso justo antes de ir a la cama.
  • Dormir en un entorno cómodo y tranquilo, con temperatura adecuada.

¿Cuándo consultar al médico?

Si los espasmos o movimientos:

  • Son muy frecuentes y afectan la calidad del sueño.
  • Van acompañados de dolor, rigidez o debilidad muscular.
  • Se presentan junto con pausas respiratorias, ronquidos fuertes o excesiva somnolencia diurna.

En estos casos, conviene acudir a un especialista en sueño o a un neurólogo para descartar alguna condición médica subyacente.

 

Los movimientos involuntarios al dormir son algo muy común y, en la mayoría de los adultos, no representan un peligro. Sin embargo, si son persistentes o interfieren con el descanso, conviene prestarles atención. Mantener hábitos de sueño saludables y consultar a un médico en caso de dudas es la mejor forma de asegurarse de que no haya un problema mayor detrás de estas sacudidas nocturnas.